Declaración de la Liga por el Partido Revolucionario (LRP/EE.UU.)

25 agosto del 2006


El Líbano: el imperialismo rechazado

La salvaje invasión del Líbano por Israel – armada, financiada y totalmente apoyada por los EE.UU. – se ha convertido en un total  revés para el imperialismo. Junto a su asalto a Gasa escasamente cubierto por los medios de comunicación, la implacable guerra contra los civiles libaneses, edificios, y la infraestructura ha atemorizado a la gente a través del mundo.  Desenmascaró aun mas la naturaleza salvaje de las clases dominantes imperialistas, que no vacilan desatar el genocidio en su búsqueda del poder y las ganancias.

El éxito de Hesbolá en resistir la invasión israelí aturdió a los imperialistas.  En su última invasión a gran escala del Líbano, Israel llegó hasta  Beirut en un par de días.  Esta vez, a pesar de un mes de combate, ha fallado en controlar ni siquiera la parte sureña del país.  Mientras tanto, se han llevado acabo protestas en masa a través del mundo árabe, creando una creciente amenaza contra los gobernantes pro norteamericanos de la región, particularmente a los de Egipto, Jordania y Arabia Saudita.  En Irak, cientos de miles de personas han demostrado su solidaridad con Hesbolá.  Y mientras más dura la guerra, mas amenaza con precipitar un alzamiento masivo contra la ocupación norteamericana.

Con las crecientes pérdidas israelíes, el Líbano parecía cada vez más en convertirse en otro atolladero para los imperialistas.  De esta manera, Israel y los EE.UU. se vieron obligados a aceptar un cese al fuego para librarse de una aun peor derrota. Pero el acuerdo de la ONU es en si un ataque imperialista que trata de lograr lo que la invasión israelí no logró: la ocupación del sur del Líbano y el desarme de Hesbolá.  Bajo el manto de un acuerdo, Israel ha continuado lanzando asaltos contra las fuerzas de Hesbolá, y los imperialistas trataran de utilizar el débil cese de fuego para reagrupar sus fuerzas en preparación para otra ofensiva.

Ciertamente Hesbolá ha sufrido perdidas en el campo de batalla pero han surgido de la guerra intactos y gozando de un apoyo aun mayor.  Las masas libanesas han sufrido horriblemente con la invasión israelí, y continúan siendo las victimas del bloqueo israelí del país.  Pero la derrota del imperialismo les ha brindado  a ellas, y a las masas árabes y musulmanas en general, un gran empuje de confianza. Mientras que la invasión israelí buscaba aterrorizar hasta alcanzar un sometimiento total a los trabajadores y a los pobres de la región, por otro lado – su derrota alentara luchas mayores en el futuro.

Los trabajadores y oprimidos del mundo tienen un interés común con los pueblos libaneses y palestinos, como con las masas árabes y musulmanas mundialmente – ver al imperialismo derrotado.  Para forjar una lucha unificada de la clase obrera internacional contra el capitalismo, los trabajadores de los países imperialistas  deberán aliarse con los pueblos oprimidos  en cada conflicto con el imperialismo. De hecho, cada golpe contra los imperialistas en el extranjero benefician de igual manera a los trabajadores de los países imperialistas, debilitando a las clases gobernantes y haciéndolas domésticamente mas vulnerables a las luchas de masas.

Sin embargo, el potencial a favor de luchas aun mayores contra la diseminación bélica imperialista en el extranjero, y la explotación y opresión doméstica, es limitado por la crisis de dirección proletaria. En el Medio Oriente, las masas luchan bajo direcciones islámicas y nacionalistas que no ofrecen ninguna alternativa al sistema.  En los países imperialistas, la clase obrera es agobiada por políticos y burócratas procapitalistas que restringen y traicionan sus luchas.  Los trabajadores más conscientes de clase deberán unirse con el propósito de construir el partido revolucionario armado con el programa marxista que sea capaz de explicar los orígenes de los horrores del capitalismo y trazar la vía a seguir en lucha hacia un mundo de libertad y abundancia.  Al analizar aun más esta reciente guerra, estamos esperanzados en adelantar esta causa.

Detrás de la invasión israelí

La excusa israelí para su ofensiva fue la captura de un soldado israelí por las guerrillas de Hamas en Gasa y la captura de dos soldados por Hesbolá en julio.  Esta fue una mentira ridícula.  Las fuerzas israelí habían, el día anterior, cruzado la frontera a Gasa y secuestrado a dos hermanos palestinos, Osama y Mustafa Muamar, que todavía son retenidos sin cargos.  Mas aun como han observado observadores de la ONU, Israel ha desatado mas incursiones fronterizas, habiendo lanzado ataques al Líbano, casi diariamente desde que sustrajeron sus fuerzas de ocupación en mayo del 2000. (No es de extrañar que los israelíes volaran un puesto de observación de la ONU durante su invasión, matando a cuatro observadores internacionales!)  En las prisiones israelíes se encuentran detenidos miles de palestinos y libaneses; Hesbolá esperaba otro intercambio de presos, algo que se ha convertido rutinario en la frontera.

Por el contrario, la invasión israelí había sido planificada con bastante antelación y por rezones mas profundas:

Las guerras de este verano son solamente los últimos crímenes de Israel y sus amigos imperialistas.  Israel ha reprimido a la población palestina, encarcelando y matando  a aquellos  que resisten, desde su fundación en el 1948. Esto ha sido las consecuencias del establecimiento de un estado exclusivamente judío en el corazón del mundo árabe.  En el presente los historiadores israelíes admiten la inmensa limpieza étnica que requirió la formación de su estado.  El estado de asentamiento colonial que se funda con el evidente saqueo de territorios ajenos podía sobrevivir únicamente como un fortín del imperialismo altamente subsidiado.  Para los sobre un millón de árabes palestinos que habitan dentro de las fronteras israelíes del 1948, y para los 5 millones de refugiados  descendientes de los expulsados, no habrá justicia mientras exista Israel como un estado con bases raciales.  Todo Israel es territorio ocupado. Como prueba  otra vez la guerra del Líbano, la opresión  de Israel no puede cesar en las fronteras de la Ribera  Occidental y la Franja de Gasa.  Ni tampoco puede la lucha contra el mismo.  La “paz” es absolutamente imposible  en tanto  exista el estado sionista.

El contexto imperialista mundial

El Medio Oriente contiene las mayores reservas mundiales de petróleo que echan a caminar la economía internacional. Esa riqueza es explotada por un puñado de compañías petroleras imperialistas  y las clases gobernantes locales que le sirven a estas.  Mientras que los pueblos de la región viven en una miseria desesperante, divididos y oprimidos en una cadena de estados prisiones dictatoriales – la mayoría armada y apoyada por los EE.UU. Israel, armada hasta los dientes, sirve como alcaide de la prisión, asestándole castigos sangrientos  a las intranquilas masas  y hasta a los capitalistas árabes que amenazan con virar la embarcación.

Los intereses imperialistas superpuestos significan que los desenfrenados ataques israelíes han sido totalmente apoyados por los EE.UU., que durante décadas los ha armado con la última y más peligrosa tecnología militar. Esta política general, como los últimos ataques de Israel, han sido sancionados por todos los principales políticos Demócratas como Republicanos, hasta de los que se presentan así mismos como “antiguerra” con relación a Irak. Similar a Irak, Bush, Clinton y asociados brotan lágrimas de cocodrilo sobre los “daños colaterales” civiles mientras saludan los ataques de Israel y posponen cualesquiera soluciones “diplomáticas” hasta que Israel alcance sus sangrientas metas militares. Contrario a sus denuncias sobre Hamas y Hesbolá, los terroristas más grandes del mundo son en la realidad los EE.UU. e Israel.

Ya que los EE.UU. y Israel no tienen manera de ganarse a los pueblos del Medio Oriente, su única esperanza consiste en darle una sangrienta lección a las masas árabes en general y a los combatientes de la resistencia en particular. Esto es especialmente necesario dado el creciente desastre de los EE.UU. en Irak, que se ha convertido en una guerra civil suni-chiíta. Un “cambio de régimen” en Irak se suponía que fuese clave a la dominación de los EE.UU. Ahora los EE.UU. amenazan a Irán, con la misma meta. Debido a tanto sus fracasos domésticos como internacionales, los Republicanos temen perder su control sobre el Congreso este año y la presidencia en el 2008. Esa es otra razón principal para el apoyo demostrativo de la invasión israelí de parte de Bush y Condoleeza Rice. Están esperanzados que energizaran a los partidarios derechistas Republicanos de la “franja bíblica”, muchos de los cuales han sido desilusionados por los numerosos otros fracasos de Bush.

El asalto de Israel y su retirada unió a las masas de los países árabes detrás del Hesbolá. Estas ven a sus dóciles gobiernos más en línea con los imperialistas. Algunos gobiernos árabes, notablemente a los saudís, de Jordania y Egipto, criticaron inicialmente a Hesbolá pero se vieron obligados a retroceder a no ser que enajenaran aun más a sus pueblos. Estaban esperanzados que la estrategia de dividir y conquistaras de alentar los prejuicios contra la Hesbolá chiíta seria suficiente para mantener a las masas sojuzgadas. Pero la solidaridad masiva con los situados libaneses y palestinos se mantiene alta entre los sunies y entre los chiítas. Aun el primer ministro iraqui instalado por los EE.UU. se vio obligado a condenar a Israel.

La intensificación de las amenazas de EE.UU. contra el Irán aun permanece. El asalto a Hesbolá de parte de Israel sirvió como una advertencia indirecta a Irán. Pero un real ataque militar a Irán en estos momentos amenazaría con el estallido de luchas de masas a través de la región que el imperialismo no seria capaz de controlar. También amenazaría con la acción de los aliados de Irán, Rusia y la China, que han estado defendiendo de forma indirecta el derecho de Irán al desarrollo nuclear. Los poderíos imperialistas están situados sobre un sistema conmovido por contradicciones irresueltas y explosivas. Como las ultimas dos guerras mundiales y muchas otras muchas más pequeñas pueden testificar, se ven a menudo obligados a actuar de maneras que arriesgan consecuencias aun peores. Dentro de este contexto, el asalto de Israel contra el Líbano consistió de una verdadera amenaza contra Irán, pero su retirada les ha enseñado a por lo menos algunos portavoces imperialistas que están obligados a maquinar un poco más cautelosos.

La estrategia de Hesbolá

Hesbolá, a pesar de su éxito, no es capaz de liderar a las masas hasta alcanzar un final decisivo del dominio imperialista. A pesar de todas sus declaraciones y acciones anti-imperialistas, Hesbolá es un partido capitalista, y como tales partidos buscan inevitablemente su paz con el imperialismo mientras agrandan su propio pedazo de poder. Se oponen sin ambigüedad a cualquiera estrategia que derroque al imperialismo: al armamento de las mismas masas de la clase obrera bajo el liderato de su propia vanguardia de clases consciente.

Hesbolá participa en un gabinete de un gobierno explícitamente pro-EE.UU. establecido posterior a la “Revolución de Cedro” del año pasado apoyada por los EE.UU. Combina a elementos de la ideología islámica reaccionaria con servicios públicos estilo socialdemócratas para sus partidarios indigentes. Similar al régimen iraní que ayuda a financiar y armarlo, combina un juego dual con el imperialismo de resistencia y acomodo. De esta manera, Hesbolá no le hizo un llamado a las agitadas masas iraqués, o las de otros países árabes, a levantarse y expulsar a sus gobernantes pro-imperialistas. Esto se acopla a su continua política: similar al régimen islámico iraní, no ha retado la ocupación de Irak por los EE.UU. y la subida al poder de los partidos chiítas bajo el dominio de los ocupantes (aunque se opuso a la invasión). Nunca será una oposición consistente al imperialismo.

En la guerra, las andanadas de cohetes de Hesbolá contra Israel inspiraron a millones que habían sido testigos de las pasadas sangrías provocadas por Israel que no habían sido contestadas. Pero al victimizar a civiles (incluyendo a árabes israelíes) ayudó a Israel a justificar su matanza mucha más letal de los civiles libaneses. No igualamos la violencia de los oprimidos con la de sus opresores – los ataques de cohetes de Hesbolá fueron un esfuerzo defensivo destinado a obligar a Israel a parar su guerra relámpago. Sin embargo, similar a los bombardeos suicidas de los civiles israelíes llevados acabo por Hamas y otros grupos de resistencia palestinos, estos auxilian el esfuerzo imperialista. Al final de cosas, Hesbolá acepto no únicamente un bienvenido cese al fuego sino también un plan de paz unilateral de la ONU.

¡Por una solidaridad internacional contra el imperialismo!

El imperialismo divide al mundo para que una reducida cantidad de estados poderosos se beneficien de la superexplotación del mundo neocolonial (con la asistencia de las clases dominantes locales). Las superganancias extraídas fortalecen al dominio capitalista domésticamente, permitiendo una explotación mas pacifica, “civilizada” de su “propia” clase trabajadora. Al extremo que puedan parecer los medios de dominación imperialistas en el exterior, sin embargo, llevan fundamentalmente los mismos métodos domésticamente. Mientras que prejuicios anti-árabes y anti-musulmanes se utilizan para justificar la brutal dominación del imperialismo en el Medio Oriente, se utiliza el racismo domésticamente en los EE.UU. para súper explotar a los negros, latinos e inmigrantes – para prevenir las luchas unificadas de toda la clase trabajadora. Cuando los trabajadores/as se alzan en lucha, los capitalistas no vacilan en lanzarle la policía, las cortes y otros matones en su defensa.

Los trabajadores/as y oprimidos del mundo entonces tienen un interés en común de luchar contra el imperialismo. De hecho, está a favor de los intereses materiales de los trabajadores/as de EE.UU. – crecientemente rodeados – agruparse alrededor de sus hermanos y hermanas de Palestina, del Líbano e Irak. Cada golpe contra el imperialismo es una victoria para los oprimidos y explotados de todas partes – los trabajadores/as y oprimidos de todas partes deben aliarse con los palestinos y libaneses en todo encuentro con el imperialismo. La resistencia iraqui, por ejemplo, a pesar del carácter reaccionario y opresivo de su liderato religioso y secular, están estancando a sobre cien mil tropas imperialistas; previniendo su uso contra blancos de la furia imperialista en otros lugares como Cuba o Venezuela. En los EE.UU., las derrotas que el imperialismo ha sufrido en el exterior han ayudado a erosionar la ola patriotera que azotó al país posterior al 11 de septiembre. Un creciente nivel de lucha obrera, desde la lucha de transportación urbana de Nueva York hasta las masivas marchas de derechos para los inmigrantes, han comenzado a estallar.

¡La revolución socialista – la única solución!

La única alternativa al brutal dominio imperialista es la lucha obrera que culmina con el derrocamiento revolucionario del capitalismo. La economía mundial en el presente tiene el poder productivo para producir hasta alcanzar la satisfacción de todas las necesidades de la humanidad y para que viva en paz y prosperidad. Pero la propiedad capitalista limita el potencial de producción a la rentabilidad privada, provocando una guerra de todos contra todos sobre los escasos recursos. Con el poder en las manos de la clase obrera, redirigiendo la producción económica hacia las necesidades del pueblo, se puede construir una nueva sociedad de libertad e igualdad: una sociedad comunista sin clases.

En el Medio Oriente, los revolucionarios comunistas tienen como meta el derrocamiento de Israel y la creación del estado obrero palestino que incluye a todo el territorio que en el presente se denomina Israel y en el cual todo el pueblo tendrá el derecho a vivir libremente sin discriminación religiosa o étnica. Tal estado obrero seria parte de la federación revolucionaria de estados obreros del Medio Oriente, una federación que defenderá los derechos democráticos de los árabes, judíos, kurdos, persas, turcos y todos los otros pueblos de la región.

Las luchas obreras a menudo surgen de los conflictos económicos obreros con los capitalistas y su gobierno. Pero los revolucionarios comunistas no podemos pararnos aparte de cualquier lucha que confronten los trabajadores/as y oprimidos, incluyendo las luchas militares contra el imperialismo. De hecho, el liderato obrero es esencial para esas luchas, ya que los lideratos procapitalistas de los oprimidos inevitablemente traicionan a las masas ante el imperialismo. Por esa razón es que siempre desenmascaramos las pretensiones de los lideratos procapitalistas de los oprimidos a oponerse al imperialismo, promovemos la organización y lucha obrera independiente, y luchamos y desarrollamos tácticas especificas para hacer avanzar estas metas.

En la presente lucha contra la opresión imperialista en el Medio Oriente, dos tácticas particulares son vitales para el avance de la lucha. En primer lugar, a través del mundo árabe y musulmán, los dirigentes procapitalistas clericales y nacionalistas buscan encubrir su colaboración con el imperialismo con su solidaridad retórica con las victimas. Los gobernantes de Egipto, Jordania y Arabia Saudita todos hacen exclamaciones de simpatía hacia los palestinos y libaneses y condenan a Israel, mientras no hacen nada para ayudarlos. En Irak, el dirigente chiíta Muqtada-al-Sadr convoca a cientos de miles en solidaridad con Hesbolá. Con tal poder, las masas chiítas podrían cortar las líneas de abastecimiento de las fuerzas de ocupación de EE.UU. desde el sur, pero al-Sadr rehusó hacer tal llamado. Aun Irán y Siria, mientras verbalmente atacan a Israel, limitan sus suplidos de armamentos a Hesbolá a lo que mantiene a Israel y a los EE.UU. a una distancia segura. Le proveyeron a Hesbolá modernas armas antitanque pero rehusaron suplírselas a los palestinos. Le proveen a Hesbolá cohetes sin teledirección de medio siglo de antigüedad y no con cohetes teledirigidos que puedan impactar blancos militares. Contrario a sus protestas no quieren ver a Israel derrocada. Para desenmascarar las pretensiones anti-imperialistas de estos dirigentes, los revolucionarios deberán buscar movilizar a las masas para que exijan verdaderos actos de solidaridad. ¡Armamentos para la resistencia palestina y libanesa! ¡A expulsar a los EE.UU. fuera de Irak!

También, para acrecentar el sentido de su propia fuerza de la clase obrera y alentarla a que tome la dirección de la lucha anti-imperialista, los revolucionarios deben promover la idea para que las luchas de los trabajadores/as del petróleo y la transportación del mundo interrumpan el flujo del petróleo hacia los EE.UU., Israel, y a todos los imperialistas. Tales luchas pronto se acogerían en los países donde los gobernantes tengan pretensiones anti-imperialistas, como en Irán y Venezuela. Estas luchas desenmascarian a tales dirigentes y, por ende, harían avanzar más aun la lucha de la clase obrera.

En los EE.UU., las entrañas del monstruo imperialista, la clase trabajadora muestra señas de un reavivamiento de sus luchas de masas. De estas luchas surgirá la comprensión que no estarán únicamente obligados a luchar domésticamente contra los ataques capitalistas – antiobreros y racistas. Tendrán que agruparse al lado de los oprimidos del mundo. La tarea clave para los trabajadores/as y la juventud mas consciente de clases consiste en agruparse con el propósito de construir un partido socialista revolucionario capaz de conducir a nuestra clase en todas sus luchas dirigidas al derrocamiento de los gobernantes del imperio mas sangriento de la historia.

¡A derrotar al imperialismo de EE.UU. y Israel!

¡Israel fuera del Líbano y de Gasa!

¡A defender la resistencia palestina y libanesa!

¡No a los “apaciguadores” imperialistas de la ONU!

¡Libertad para los presos políticos en las cárceles de Israel!

¡Fin a la ocupación de Irak y Afganistán!

¡EE.UU. /Israel: Fuera de Siria y Irán!

¡Todo Israel es “territorio ocupado”!

¡Por un estado obrero palestino y una Federación Socialista del Medio Oriente!

¡Por la construcción del partido revolucionario de la clase obrera!

¡A recrear la Cuarta Internacional – partido mundial de la revolución socialista!